El Internet de las Cosas ó IoT (Internet of Things) se refiere a la capacidad que tiene un objeto de comunicarse, de generar información, es decir, un objeto inteligente, mediante un identificador único al que se puede acceder a los datos asociados a esa identidad e interactuar con ellos.
El IoT permite transferir datos a través de la red, por lo que no es necesaria una interacción entre persona-ordenador o persona-persona. Algunos ejemplos de esta tecnología son las pulseras de deporte inteligentes o los pagos a través del teléfono móvil.
Hoy las empresas están en búsqueda de reemplazar las relaciones hombre/máquina apuntando a optimizar y automatizar los procesos que puedan aumentar la precisión de las operaciones logísticas, la gestión de los datos internos y mejorar la experiencia del cliente. Aquí es donde la IoT (Internet of Things) promete un nuevo futuro en la cadena de suministro y logística.
El concepto de la IoT no es algo nuevo, ha existido desde principios de los 2000, gracias al trabajo realizado por “AUTO-ID LABORATORY” del MIT, entidad donde se sentaron las bases para la estandarización de la tecnología RFID y la introducción del EPC, y donde se continúa investigando la evolución y la aplicación de los sistemas RFID, así como otras tecnologías disruptivas de Internet de las cosas. La forma más sencilla de describir la IoT es pensar en ella como una red de conexiones entre objetos físicos.
Esta red puede ser aplicada a todas las operaciones de la cadena de suministro, almacenaje, transporte de carga y de entregas en la última milla. Los beneficios del internet de las cosas en estas áreas se ven reflejado en mejoras de la eficiencia operativa, reducción de costos, aumento en la seguridad de los empleados y mejoras en la experiencia del cliente.
Omnicanalidad: desafíos logísticos y mejoras tecnológicas
Según cálculos de Cisco, hasta el 25% del valor generado por el Internet de las Cosas estará relacionado con la logística. Y estima que durante la próxima década puede llegar a ser de 1,9 billones de dólares. Adaptarse al entorno IoT requerirá apuestas e inversiones fuertes por parte de las empresas, pero multiplicará las posibilidades de ofrecer valor y servicio a los clientes.
La implantación de sensores y su interconexión hace que las cadenas de suministro sean más eficaces y seguras. En la producción se limitan errores por faltas de material, al ser más fácil y económicamente asumible el control de los mismos. Se reducen ineficiencias por cuellos de botella al tener mejor controlados los flujos de producción, entre otros. Esto hace que las cadenas de suministro sean instrumentos más precisos y fomentará aún más la filosofía Just in Time, lo que repercutirá en una mayor exigencia para cumplir unos plazos que, fruto de esta precisión, se están haciendo cada vez más estrechos.
Esto tiene un gran impacto, no sólo desde el punto de vista operativo, sino también como una forma de mejorar los volúmenes de carga de trabajo de cada vehículo, la sincronización entre las entregas y el desempeño por conductor. Además, los administradores pueden optimizar el trabajo de gestión logística, la utilización de sus equipos, mejorar la rotación de inventario y las tasas de errores en los envíos.
Por ejemplo, hoy en día sensores integrados con tecnología de IoT pueden detectar cuando una tienda o departamento se encuentra con un stock bajo de cierto producto y automáticamente realizar un pedido de nuevos suministros al centro de distribución más cercano. Esto se reflejará en mejoras en la experiencia del cliente y una disminución en los costos de gestión de inventario.
La importancia de los KPIs
Las entregas en la última milla son responsables de casi el 30% del costo total de cada entrega. Esto es debido a una alta dependencia de factores externos, tales como las variaciones en el precio de la gasolina, el tráfico, la eficiencia de los conductores, etc. Es considerado generalmente como el proceso más caro, menos eficiente y más problemático en toda la cadena de suministro.
A medida que las demandas de los consumidores se han ido haciendo más complejas y sofisticadas, como también sus requisitos para los procesos de envíos, los gerentes logísticos han debido comenzar a enfrentar nuevos desafíos en la realización de su trabajo. La búsqueda de soluciones rentables que puedan suponer un valor no sólo para la empresa, sino también para el cliente final, debe ser una prioridad para la organización.
Gracias a esta nueva tecnología del Internet de las Cosas las operaciones logísticas se verán afectadas positivamente, ya que permitirán la reducción de costos y de tiempos de producción y entrega. Así como la optimización de operaciones de logística inversa. También podríamos hablar de mejoras en seguimiento de mercancías mediante el sistema de tracking, o el control de seguridad por geolocalización. Incluso de obtener información sobre el estado del tráfico mediante balizas que interactúan con vehículos, muy útil para los servicios de transporte terrestre.
Las posibilidades del Internet de las Cosas en la logística son casi infinitas. Si bien en varios casos se basan en ideas ya existentes, como la Trazabilidad, su implantación masiva y la profundización en la variedad y precisión de los datos recibidos suponen un salto de nivel cualitativo.
02-03-2020 / GS1 Perú